Resulta llamativo cómo se refieren a ella personas cuya vida gira en torno al mar.
Lara y Rómulo lo hacen desde lugares distintos. Él, bajo el mar, enseñando una increíble cantidad de vida que muchas otras personas desconocen. Ella, sobre una tabla, intentando dominar un medio ajeno al ser humano. Ambos afirman que en el mar se encuentra, indudablemente, la felicidad. Pero hay que atreverse a buscarla.
Teaser: A 10 metros
Teaser: El sonido de las burbujas
Teaser: La ola de todos
Bodyboarder
Instructor de buceo
Como si todos los días fueran domingo. Así nos gustaría vivir y disfrutar cada día a muchos. Pues bien, en la costa de Alcalá, en Guía de Isora, uno tiene la sensación de estar en un pequeño paraíso donde se practica la alegría constantemente: playas, piscinas naturales, muelle pesquero de los de siempre, olas… Se respira un aroma de felicidad, de verano eterno. ¡Quién lo cogiera!
De sol a sol. Da igual la hora y el mes del año que camines por este lugar que siempre hay gente. Allá cada uno con sus horarios. Siempre están los madrugadores que les gusta disfrutar de la costa, con las primeras luces de la mañana y almorzar a su hora de siempre. Y otros, que prefieren disfrutar de la playa por la tarde y quedarse hasta la puesta de sol. Cada cual con sus gustos, oiga.
Uno de los principales encantos que tiene la costa de Alcalá es que, al ser tan larga (varios kilómetros de longitud), hay una preciosa mezcla de vida. Se podrían catalogar como distintas zonas de disfrute.
Esencia local. Barcos pesqueros y jóvenes tirándose desde el pequeño muelle es la estampa más repetida. Conserva prácticamente todos los elementos del carácter del típico pueblo costero de las islas. Además, tiene restaurantes donde comer pescado fresco recogido de esta parte del sur de Tenerife.
Es una buena manera de empezar el recorrido, de conocer sus orígenes e integrarse con las costumbres de la población local. Una prueba de ello son los famosos Fuegos de Alcalá. Cada 15 de Agosto los Isoranos se concentran en el muelle para disfrutar de una noche mágica de luz y color sobre el mar del océano Atlántico.
Si caminamos hacia la derecha, frente al hotel Palacio Guía de Isora, nos encontramos con la Jaquita. Una zona de pequeñas playas y charcos naturales con gran encanto. Aquí es elegir en función de gustos. Si quieres algo más salvaje y conectado con la orografía volcánica, no dudes en ir a los charcos. Si prefieres algo más cómodo donde poder elegir entre hamaca, sombrilla y arena, entonces tú lugar es la playa. Lo bueno de esta ecuación es que elijas lo que elijas, siempre ganas.
En este tramo el ocio se practica a conciencia. Se puede ver a gente caminando, corriendo, en bici o patines. También hay una pequeña cancha de baloncesto donde el tablero de la canasta se superpone con el mar del Atlántico que tiene justo detrás. Solo por disfrutar de una cancha así, dan ganas de aprender a jugar.
Además, las zonas de baño cuentan con accesos para personas con movilidad reducida, duchas, vestuarios para cambiarse y socorristas. Vamos, todo lo necesario para que únicamente nos tengamos que preocupar de pasarlo bien. Y precisamente para esto, hay un chiringuito pegado a la playa y con vistas al mar para echarse la siempre ansiada caña bien fría. Que la salud se vive por fuera, pero también por dentro.
Aunque parece que ha sido la última en incorporarse, lleva toda la vida. Ha sido acondicionada y es la prolongación del paseo. Transcurre por una zona de plataneras e invernaderos. Es la preferida tanto para los surferos como para las personas que les gusta caminar y hacer su ruta diaria para mantenerse en forma.
El spot de Punta Blanca tiene fama dentro del mundo del bodyboard. Aunque sale una ola de corto recorrido, es bastante potente, por lo que muchos riders escogen este lugar para practicar algunas maniobras extremas. Tiene un ambiente bastante surfero e incluso acoge varias competiciones a nivel local durante el mes de febrero.