La curiosidad nos mueve, nos lleva de viaje. La curiosidad sin lugar a dudas forma parte del carácter natural de un viajero. Y también de los habitantes de Guía de Isora.
Por eso, Alejandro, director del Festival de cine documental Miradas Doc y Jean, guía turístico starlight, se han sumergido en una profunda conversación en torno a la curiosidad como actitud. Tú que crees, ¿el curioso nace o se hace?
Teaser: Espacios intermedios
Teaser: El riesgo del gato
Teaser: El mapa del cielo
Director de MiradasDoc
Guía Starlight
Todos conocemos la Ruta 66 de Estados Unidos o la famosa 40 Argentina. Carreteras infinitas que unen lugares, personas, emociones, recuerdos y paisajes. Puede que sean trayectos hechos para escapar de la normalidad diaria en la que vivimos y encontrar esa parte salvaje que necesitamos. La inmensidad de lo desconocido. Donde los territorios más inhóspitos, por extraño que parezca, hacen que nos sintamos a gusto.
La carretera del Teide, que une la parte norte de la isla con el sur, evidentemente no se puede comparar con las anteriores en cuanto a extensión. No te llevará ni semanas, ni meses en recorrerla. Pero sí experimentarás las sensaciones de estar viviendo algo de manera intensa. Pasar de la costa, a los 2500 metros de altitud, viendo distintos tipos de vegetación y paisaje volcánico en tan solo un día, es algo que no se disfruta en muchos lugares del mundo.
Lo bonito de esta ruta es acabar en la parte sur de Tenerife. Este tramo, que forma parte del Parque Nacional del Teide y que une Chío y Chiguergue en Guía de Isora, es especial. Donde todo empieza o acaba. Siempre recomiendo terminar en esta cara de la isla. Los atardeceres son mágicos. La isla de la Gomera nos alienta como si nos estuviera apoyando en la última parte del camino. Pero si el cielo acompaña (situación bastante común en Guía de Isora) podemos ver tanto El Hierro como La Palma. Es uno de los únicos puntos de toda Canarias en los que podrás ver distintas islas a la vez. Este territorio asume ese rol de estrella de manera natural.
Lo bonito de esta zona es que la carretera pasa desde partes completamente volcánicas (merendero de Chío) a lugares con vegetación más tupida en la que los pinos crea un ejército de sombras a lo largo de la carretera. Hay que recordar que los cambios de temperatura son bruscos porque pasamos de los 1500 metros de altitud a los 500 en muy poco tiempo. Si bajamos al atardecer, con el cambio de luces, podemos ver como la roca volcánica va adaptando distintos tonos de color. Naranjas y ocres son los predominantes en la parte más alta de este tramo, donde la orografía volcánica es manifiesta. A medida que vamos bajando, el pinar se va volviendo más frondoso, la vegetación cambia dando paso a los almendros, naranjos, higueras y tuneras. La rica fauna y flora del municipio nos acompañará a lo largo de este camino.
Tenerife está considerado como uno de los mejores lugares del mundo tanto para la observación como para la fotografía astronómica. Es por ello, por lo que la isla se ha convertido en un lugar exclusivo no sólo de día, sino también de noche en toda Europa.
Si nos estamos alojando en esta zona de la isla, merece mucho la pena hacer alguna incursión con un guía starlight para conocer y curiosear lo que sucede sobre nosotros. Ese mapa de luces blancas que recuperará los deseos y sueños de niño que habías olvidado.
Pero no todo queda aquí, ya que Tenerife se ha convertido también en una isla fetiche para los ciclistas y sus equipos. La elección de lugares con altas altitudes obedece a que, a partir de 1800 metros, se mejora notablemente la resistencia física, aspecto que hoy día se considera crucial y casi imprescindible para fondistas.
De diciembre a abril, son los ciclistas los que dan vida a estas casi vírgenes carreteras montañosas de Guía de Isora. No en todos los lugares del mundo tienes la posibilidad de entrenar tanto a nivel del mar como a más de 1800 metros de altitud. Por ello, estos últimos años se han dejado ver los mejores ciclistas del mundo. Y sí, es aquí donde se preparan para el Tour de Francia.
Y disfrutar. Porque es lo que buscamos cuando viajamos. Queremos lugares que nos sorprendan y agiten. Cuando hablaba de carreteras hechas para conectar personas, lugares y emociones, la que nos lleva de Chío a Chiguergue, es una de ellas.