Con un argumento minimalista, la narrativa se desenvuelve desde el azar; la curiosidad de un niño, despertada por una mera coincidencia, desencadena el inicio de una red de afectos. Sobre el escenario, Carlos Silva, autor y único intérprete de la obra, comienza con una puesta en escena comedida, que gana fuerza con el trabajo plástico-expresivo, emotivo y sorprendente de Leonor Bandeira. El niño es una invitación a valorar las cosas sencillas de la vida, esas que no cuesta entender y han de conservarse como las más importantes